En muchos casos, los seres humanos han tenido que aprender de la manera difícil que los productos químicos tóxicos pueden envenenarnos sin que nosotros lo sepamos. Hace décadas, las sustancias peligrosas como el plaguicida DDT se usaban comúnmente con poca o ninguna regulación de seguridad. Eventualmente, se metieron en cuerpos de agua, y luego en los peces que vivían en esas aguas. Muchas personas no sabían que el pescado que comían para cenar podía estar cargado de DDT. Muchos productos químicos peligrosos como estos han sido prohibidos o regulados desde entonces. Pero incluso ahora, décadas después, algunos de estos productos químicos se pueden encontrar en los peces (y en los seres humanos) gracias al proceso conocido como bioacumulación.
La bioacumulación se produce cuando el nivel de una sustancia extraña tóxica que ha entrado en el cuerpo de un organismo vivo se convierte gradualmente en más de lo que el cuerpo puede eliminar. La ubicación exacta de esta acumulación depende de qué es la sustancia intrusa y cómo entra en el cuerpo. Las sustancias extrañas pueden ser absorbidas a través de la piel o las branquias, inhaladas por aire contaminado o ingeridas por alimentos y bebidas contaminados. Para que se produzca la bioacumulación, la cantidad de una sustancia tóxica que entra en el organismo debe permanecer mayor que la cantidad que se elimina (por ejemplo, exhalándola o yendo al baño). Por esta razón, la bioacumulación es especialmente común en ecosistemas acuáticos como el océano. Si bien es poco probable que un conejo coma continuamente las mismas plantas contaminadas una y otra vez, sería mucho más difícil para un pez evitar grandes áreas de agua contaminada y el suministro de alimentos contaminados que contiene. Para empeorar las cosas, el tejido graso del pescado es muy bueno para almacenar productos químicos absorbidos o consumidos.
Los efectos de la bioacumulación apenas han comenzado a estudiarse recientemente. Los estándares ambientales y de seguridad se han vuelto más estrictos con el tiempo y hoy en día muchos productos químicos se prueban a fondo para evitar la bioacumulación potencial en seres humanos o animales. Muchas de las regulaciones aplicadas por agencias gubernamentales, como la Agencia de Protección Ambiental, también están en vigor para prevenir la bioacumulación peligrosa que podría ocurrir debido a la contaminación o al vertido ilegal de materiales tóxicos.