Las inyecciones de toxina botulínica (BTX) en los párpados y las cejas ahora se consideran el tratamiento de elección para el blefaroespasmo, proporcionando una mejoría de moderada a marcada en más del 90 por ciento de los pacientes. La latencia promedio desde el momento de la inyección de BTX hasta el inicio de la mejoría es de dos a cinco días y la duración promedio es de tres a cuatro meses, después de lo cual el tratamiento debe repetirse para mantener el beneficio. Además de la marcada mejoría funcional, por lo general hay una mejora significativa de la incomodidad y, debido a la menor vergüenza, la autoestima de los pacientes también mejora con frecuencia. Aunque entre el 10 y el 15 por ciento de todas las sesiones de tratamiento van seguidas de algunos efectos secundarios (caída del párpado, visión borrosa o visión doble, lagrimeo y hematoma local), las complicaciones solo afectan raramente el funcionamiento del paciente y generalmente se resuelven espontáneamente en menos de dos semanas. No hay una disminución aparente en el beneficio y la frecuencia de complicaciones en realidad disminuye después de repetir los tratamientos con BTX.
La apraclonidina, un colirio que puede causar contracción del músculo del párpado superior, se puede usar como medida temporal mientras el efecto BTX no ha comenzado o cuando está desapareciendo.
Algunos pacientes con blefaroespasmo tienen un alivio parcial de medicamentos como clonazepam, trihexifenidilo, lorazepam, baclofeno y tetrabenazina. Sin embargo, dados sus efectos secundarios y la mejora significativa con BTX, los medicamentos orales no se usan con frecuencia.
En casos muy graves en pacientes con deterioro funcional significativo que no han respondido bien a la toxina botulínica, la cirugía puede ser otra opción. Se puede considerar una miectomía, que implica la extirpación de algunos o todos los músculos responsables del cierre de los párpados. La suspensión de un músculo en la frente con hilos sintéticos se evaluó en casos refractarios con buenos resultados en un estudio pequeño, pero el uso de esta técnica en un número mayor de pacientes está justificado. El uso de estimulación cerebral profunda también se notificó en estudios pequeños, con éxito en casos refractarios de blefaroespasmo asociados o no con otras distonias craneocervicales.