Las consecuencias psicológicas de tener sobrepeso u obesidad pueden incluir disminución de la autoestima y ansiedad, y trastornos más graves como depresión y trastornos alimenticios como atracones, bulimia y anorexia. Las razones de por qué esto es así no son difíciles de entender. La cultura moderna es singular en la forma en que adora cuerpos juveniles delgados y tonificados. Con raras excepciones, solo los cuerpos delgados y proporcionales se consideran sexys. Las personas obesas o con sobrepeso son despreciadas. Es fácil sentirse mal consigo mismo, deprimirse o sentirse ansioso o desarrollar obsesiones en torno al control de la alimentación cuando la cultura de uno deja en claro que la forma en que uno aparece es totalmente indeseable.
Uno tampoco tiene que tener sobrepeso para tener problemas psicológicos con la alimentación. Comer es placentero, y debido a que esto es cierto, todo tipo de personas (gordas y delgadas) terminan usando comer como una fuente de comodidad emocional cuando se sienten estresadas. No es de extrañar que tal alimentación inducida por el estrés conduzca al aumento de peso, lo que a su vez lleva a muchas personas (especialmente mujeres) a sentirse aún peor consigo mismas, motivando una alimentación aún más basada en el estrés y un aumento de peso adicional. Con demasiada frecuencia, la comida reconfortante basada en el estrés se convierte en un círculo vicioso y una espiral descendente.
Pérdida de Energía y Alegría de Vivir
Si los aspectos negativos de salud y vergüenza de tener sobrepeso no son suficientes, las personas con sobrepeso también tienden a tener menos energía que sus compañeros de peso normal. Debido a que requieren más esfuerzo que sus compañeros para ser activos, tienden a gravitar hacia estilos de vida de baja actividad y se vuelven sedentarios. Se desarrolla un círculo desafortunado en el que las personas menos activas aumentan su riesgo de ganar aún más peso, y cuanto más peso ganan las personas, menos probabilidades tienen de volverse más activas. El estrés de la vida parece más abrumador a medida que se evita el ejercicio (que podría comenzar el proceso de revertir esta espiral descendente de niveles de energía decrecientes) y se pierde una gran oportunidad para reducir la tensión muscular, el estrés y la ansiedad. Con el tiempo, incluso las tareas ordinarias de la vida diaria, como subir un tramo de escaleras, pueden llevar al agotamiento y a una sensación de envejecimiento prematuro.