Coca-Cola fue nombrada en 1885 por sus dos ingredientes «medicinales»: extracto de hojas de coca y nueces de cola. Es difícil determinar cuánta cocaína había originalmente en la formulación, pero es innegable que la bebida contenía algo de cocaína en sus primeros días. Frederick Allen describe la actitud pública hacia la cocaína que existía mientras los desarrolladores de Coca-Cola trabajaban en el perfeccionamiento de su fórmula en 1891:
Los primeros indicios de un debate nacional habían comenzado sobre los aspectos negativos de la cocaína, y los fabricantes estaban cada vez más a la defensiva sobre las acusaciones de que el uso de sus productos podría conducir al «cocainismo» o al «hábito de la cocaína». La furia total contra la cocaína aún estaba a pocos años de distancia, y Candler y Robinson estaban ansiosos por continuar promoviendo los supuestos beneficios de la hoja de coca, pero no había razón para arriesgarse a poner más de un poquito de extracto de coca en su jarabe. Redujeron la cantidad a un simple rastro.
Allen también explica que la cocaína continuó siendo un ingrediente en el jarabe para proteger el nombre comercial «Coca-Cola»:
Pero Candler tampoco pudo tomar el simple paso de eliminar el extracto fluido de hojas de coca de la fórmula. Candler creía que el nombre de su producto tenía que ser descriptivo, y que debía tener al menos algún subproducto de la hoja de coca en el jarabe (junto con un poco de cola) para proteger su derecho al nombre de Coca-Cola. Proteger el nombre era fundamental. Candler no tenía patente sobre el jarabe en sí. Cualquiera podría hacer una imitación. Pero nadie podía poner la etiqueta «Coca-Cola» en una imitación mientras Candler poseyera el nombre. El nombre era lo de verdadero valor, y la marca registrada era su única salvaguardia. Las hojas de coca tenían que quedarse en el jarabe.
Es imposible decir cuánta cocaína había en ese «mero rastro», pero sabemos que para 1902 era tan poco como 1/400 de grano de cocaína por onza de jarabe. La Coca-Cola no se liberó completamente de cocaína hasta 1929, pero para entonces apenas quedaba nada de la droga en la bebida:
Según el cálculo de Heath, la cantidad de ecgonina era infinitesimal: no más de una parte en 50 millones. En un suministro de un año entero de 25 millones de galones de jarabe de Coca-Cola, Heath calculó que podría haber seis centésimas de onza de cocaína.
Así que, sí, en un momento hubo cocaína en Coca-Cola. Pero antes de que te sientas tentado a huir alegando que Coca-Cola convirtió a generaciones de bebedores en adictos a la droga, considera lo siguiente: en 1885, no era raro usar cocaína en medicamentos patentados (que es como se comercializaba originalmente Coca-Cola) y otras pociones médicas. Cuando se supo por primera vez que la cocaína podía ser dañina, los químicos de la trastienda que componían Coca-Cola en ese momento (mucho antes de que se convirtiera en la gran compañía que ahora conocemos) hicieron todo lo que pudieron con la tecnología que tenían disponible en ese momento para eliminar cada rastro de cocaína de la bebida. Lo que quedó atrás (hasta que la tecnología mejoró lo suficiente para que se eliminara todo) no fue suficiente para darle un zumbido a una mosca.