Es un problema recurrente al que todos en mayor o menor medida estamos expuestos, y aunque parezca carente de importancia puede tener consecuencias fatales. Nos referimos a los tapones de cera que se forman en nuestros oídos y que poco a poco disminuyen nuestra capacidad auditiva.
Antes de saber cómo hay que limpiarlos, debes saber que el cerumen es una sustancia que producen las glándulas dentro del oído y que tiene varias funciones: ayuda a mantenerlos saludable y limpio, evita que las líneas que recubren los canales auditivos se sequen y agrieten y los protege de la suciedad y repele el agua, lo cual provoca infecciones.
La mayor parte del tiempo, nuestros canales auditivos se limpian a sí mismos. A medida de que hablamos, masticamos y movemos nuestras mandíbulas, la cera y las células de la piel se mueven lentamente desde el tímpano hasta el orificio del oído, donde usualmente se secan y caen. Normalmente el cerumen no causa problemas, pero si produce un exceso que puede provocar un bloqueo, y este, dolor o pérdida de audición.
Bastoncillos
Olvídalos. Los problemas surgen con frecuencia cuando intentamos limpiar nuestros oídos con el dedo o, incluso peor, con un bastoncillo de algodón. Pese a que muchas personas los usan con ese fin, las empresas que los fabrican recomiendan no utilizarlos en el canal auditivo. La próxima vez que estés tentado a usar uno de sus utensilios, que a primera vista parecen inocuos, échale un vistazo a la etiqueta del paquete.
No tienes que limpiar el interior de tus oídos en absoluto porque los restos salen solos
Probablemente encontrarás una advertencia que dice que «no deberían ser insertados en el canal auditivo». Cuando los usamos, lo que realmente terminamos haciendo es empujar el cerumen hacia la profundidad del oído, lo que hace que se quede pegado en las partes que no se pueden limpiar a sí mismas. La cera también puede contener bacterias procedentes de la parte externa y causar una infección.
Eliminar el cerumen con un bastoncillo puede irritar la piel del oído y provocar que la gente tienda a tocarse aún más esa zona. Eso se puede convertir en un ciclo vicioso. En algunos casos, si el utensilio es insertado demasiado profundo, hay un riesgo de perforar el tímpano, causar un dolor repentino, sangrado y una pérdida temporal de la audición, según Ana Kim, otorrinolaringóloga de Columbia Doctors.
Gotas
Muchas personas usan gotas para los oídos como opción número uno para eliminar el cerumen. Estas pueden suavizar o aflojarlo y permitirle seguir su curso natural. Existen varios tipos en el mercado y sus ingredientes contiene peróxido de hidrógeno, bicarbonato de sodio o cloruro de sodio. Aunque pueden ser efectivas, también pueden causar irritaciones en las personas con pieles sensibles.
La cera puede contener bacterias procedentes de la parte externa y causar una infección
Puedes probar los aceites de oliva o de almendras para suavizar el cerumen. Es recomendable que lo calientes hasta llegar a tu temperatura corporal y te acuestes sobre un costado. Intenta utilizar un gotero para echarte el producto y quédate en esa posición entre 5 y 10 minutos y durante dos y tres veces al día para que se suavice bien.
Irrigación
Si tienes un problema persistente, el médico podría recomendarte irrigar tu oído, un procedimiento que también se conoce como lavado con jeringa. Esta técnica consiste en usar una herramienta que lanza un chorro de agua dentro del canal del oído para eliminar la cera. Sin embargo, aunque este método podría quitarla, puede ser doloroso e incluso dañar el tímpano.
Microsucción
Algunas clínicas lo practican. En este procedimiento, el especialista usa un microscopio para ver dentro del oído y un diminuto dispositivo aspirará el cerumen. Esta técnica puede ser muy segura y efectiva para eliminar bloqueos persistentes.
Velas
Se suponen que extraen el cerumen y otras impurezas. La técnica implica colocar una vela encendida, larga y delgada, dentro de un cono con un orificio y posicionarla dentro del oído. Su utilización tiene muchos detractores, en el centro de la misma se acumulará un depósito de cera, incluso si no ha estado cerca del oído. Investigaciones han demostrado que no son efectivas y representan un peligro; pueden provocar quemaduras en el oído y el rostro, dejar cera en el canal y también dañar el tímpano.
Paño suave
Esta es la mejor opción. De la misma manera que limpias el resto de tu cuerpo. No tienes que limpiar el interior en absoluto porque los restos salen solos. «La naturaleza hizo que la oreja tuviera esa capacidad de autolimpiado», explica la doctora Kim. Un paño suave, húmedo y con jabón es perfecto. La única excepción a esta regla es cuando el cerumen crea pérdida de audición, obstrucción o sus secreciones son demasiado amarillas/marrones.
Pase lo que pase, no cometas el gran error de usar bastoncillos, asegura Kim. Si notas problemas auditivos relacionados con la cera o si ves restos raros, consulta a tu médico. La mejor forma de desbloquear los oídos es dejarlos en manos de los profesionales.