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El estrés y nuestra salud mental: ¿cuál es el impacto y cómo podemos abordarlo?

El estrés es algo que todos experimentan. A pesar de ser desagradable, el estrés en sí mismo no es una enfermedad. Pero hay conexiones entre el estrés y las afecciones de salud mental, como la depresión, la ansiedad, la psicosis y el trastorno de estrés postraumático (TEPT).

La investigación sobre el estrés, sus causas, efectos en el cuerpo y sus vínculos con la salud mental, es vital. Cuanto más comprendamos el estrés, mejor podremos afrontarlo.

En este blog, exploramos la ciencia del estrés y la salud mental. Analizamos cómo la investigación está transformando lo que sabemos, brindando esperanza para nuevos tratamientos y mostrando formas efectivas de lidiar con el estrés en nuestra vida cotidiana.

Lucha o huida

El estrés causa cambios físicos en el cuerpo. Aumenta la frecuencia cardíaca y la respiración. Músculos tensos. La memoria a corto plazo se vuelve más efectiva. Esta respuesta al estrés ha evolucionado para mantenernos seguros, ya que prepara al cuerpo para «luchar o huir» cuando sentimos peligro. La investigación también ha demostrado que las habilidades de pensamiento mejoran a medida que aumenta el estrés. Así que en ráfagas cortas, el estrés puede ser algo bueno. Puede ayudarnos a prepararnos para un partido deportivo, una entrevista de trabajo o un examen. Por lo general, después de un evento estresante, el cuerpo vuelve a su estado normal.

Estrés a largo plazo

Muchas situaciones pueden causar una respuesta al estrés en el cuerpo. Los cambios en el trabajo, las enfermedades, los accidentes, los problemas con las relaciones, la familia, el dinero o la vivienda pueden causar estrés. Incluso las molestias diarias aparentemente pequeñas, como que alguien haga cola, pueden hacernos sentir estresados. Lo que vincula todas estas situaciones es que no somos capaces de predecir y controlar lo que nos está sucediendo, por lo que nuestro cuerpo entra en un estado de mayor alerta. Y estos eventos pueden ocurrir todo el tiempo, desencadenando la respuesta al estrés del cuerpo una y otra vez.

Cuando la respuesta al estrés se vuelve prolongada (crónica), tiene un efecto muy diferente a las ráfagas cortas que mejoran las capacidades del cuerpo. En muchos casos, el sistema que controla la respuesta al estrés ya no puede volver a su estado normal. La atención, la memoria y la forma en que manejamos las emociones se ven afectadas negativamente. Este estrés a largo plazo puede contribuir a la enfermedad física y mental a través de efectos en el corazón, las funciones inmunitarias y metabólicas, y las hormonas que actúan en el cerebro.

Algunos de los síntomas emocionales y conductuales del estrés se superponen con los de afecciones de salud mental como la ansiedad o la depresión. Esto puede hacer que sea difícil distinguir dónde comienza uno y dónde termina el otro, o cuál llegó primero. Una persona estresada puede sentirse preocupada, deprimida, incapaz de concentrarse o tomar decisiones, irritable y enojada.

La biología de la salud mental y el estrés

El estrés crónico aumenta el riesgo de desarrollar depresión y ansiedad en algunas personas. Se están descubriendo los mecanismos precisos de cómo el estrés está vinculado a la mala salud mental.

Los científicos descubrieron que la respuesta más temprana al estrés ocurre en el cerebro a los segundos de percibir un «factor estresante». Se liberan sustancias químicas que hacen señales entre las células nerviosas (neurotransmisores). Estos incluyen serotonina y adrenalina. Después de esto, se liberan hormonas del estrés, que afectan particularmente a áreas de la llave cerebral para la memoria y la regulación de las emociones. El estrés repetido cambia la capacidad de estos sistemas para controlar la respuesta al estrés.

Los investigadores también están investigando cómo estos sistemas están involucrados en la ansiedad y la depresión, lo que sugiere un vínculo bioquímico entre el estrés y la enfermedad mental. Estudios recientes han demostrado que el estrés a largo plazo puede cambiar la estructura del cerebro, especialmente en áreas que apoyan el aprendizaje y la memoria. Puede afectar tanto a las células nerviosas (materia gris) como a las conexiones entre ellas (materia blanca). Es posible que estos cambios, junto con otros factores, aumenten la probabilidad de desarrollar una enfermedad mental.

El sistema inmunitario

Otro vínculo entre el estrés y la salud mental es el sistema inmunitario. Durante la respuesta al estrés, el sistema inmunitario se activa, lo que nos ayuda a mantenernos seguros. Pero el estrés crónico y la activación prolongada del sistema inmunitario podrían afectar negativamente el funcionamiento del cerebro.

Una activación prolongada del sistema inmunitario también está relacionada con la depresión. Los investigadores están trabajando para comprender cómo esta activación puede provocar depresión y otros tipos de enfermedades mentales en algunas personas. Aproximadamente el 30% de las personas con depresión tienen una mayor actividad inmunitaria en el cuerpo. Los investigadores también están llevando a cabo ensayos clínicos para averiguar si los medicamentos antiinflamatorios podrían ayudar a las personas con este tipo de depresión. Obtenga más información sobre el estrés, el sistema inmunitario y la depresión en nuestro podcast.

Estrés y trastorno de estrés postraumático

En algunos casos, el estrés a corto plazo también puede conducir a una afección de salud mental. El Trastorno de Estrés postraumático (TEPT) puede desarrollarse después de experimentar un evento extremadamente traumático o estresante. Una persona afectada puede experimentar recuerdos vívidos o pesadillas, y pensamientos incontrolables sobre el evento. Las causas exactas de la afección no están claras, aunque se comprenden algunos de los factores de riesgo.

El escaneo cerebral de última generación ha demostrado que, de nuevo, las áreas del cerebro particularmente involucradas son el hipocampo y la amígdala. Hay alguna evidencia de que los neurotransmisores y hormonas involucrados en la respuesta normal al estrés pueden verse interrumpidos durante y después del evento traumático. La investigación también ha demostrado que la amígdala, que procesa el miedo, es hiperactiva en personas con TEPT, tal vez creando una especie de «falsa alarma».

La investigación continua ofrece la promesa de nuevos tratamientos para el trastorno de estrés postraumático en el futuro.

Esperanza para el futuro

Un área clave para la investigación es comprender por qué algunas personas se ven mucho más afectadas por el estrés que otras. Una gran cantidad de investigaciones muestra que la genética, los eventos de la vida temprana y los factores sociales y de personalidad tienen un papel que desempeñar.

Comprender la biología del estrés y sus efectos significa que los investigadores pueden trabajar hacia nuevos tratamientos. También podría ayudar a predecir quién está en riesgo de desarrollar una afección de salud mental y descubrir el mejor momento para intervenir para ayudar a prevenir la mala salud más adelante.

Maneras de ayudar

Hay muchas maneras de ayudar a cualquier persona que esté estresada. El primer consejo es tratar de identificar la causa del estrés y abordarla. Evitar el problema puede empeorarlo. A menudo no es posible cambiar una situación y prevenir el estrés. Sin embargo, hay muchas maneras de ayudar a controlarlo, y el manejo del estrés puede ser eficaz para mejorar la salud.

En este blog describimos 5 consejos útiles para controlar el estrés en el trabajo que pueden ayudarlo a comprender las señales de su cuerpo y saber cómo reaccionar.

El NHS también tiene consejos sobre diferentes formas de vencer el estrés, desde el ejercicio hasta los ejercicios de atención plena y respiración, todos los cuales han demostrado ser útiles. Visite su sitio para obtener más información.

Si está buscando asesoramiento o ayuda directa, nuestra sección de soporte incluye enlaces a organizaciones que pueden ayudarlo. También hay más información sobre afecciones específicas, como depresión, ansiedad y trastorno de estrés postraumático.

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