El estudio fue demasiado pequeño y a corto plazo para abordar otra pregunta de larga data sobre los geles de testosterona: si usarlos aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas y cáncer de próstata y otras afecciones. Y eso, dijo el Dr. Richard J. Hodes, director del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, fue deliberado.
Hace unos 15 años, preocupado por el aumento del número de hombres que usaban geles de testosterona, el Dr. Hodes y los administradores del Departamento de Asuntos de Veteranos sugirieron un gran ensayo clínico que involucraría a miles de hombres, continuaría durante años y averiguaría definitivamente cuáles eran los riesgos y beneficios del tratamiento con testosterona. Pero el plan encontró resistencia.
Hubo peligros reales para los hombres que participaron, dijeron los críticos. No solo el riesgo de cáncer y, más tarde, la posibilidad de enfermedad cardíaca, sino un problema con las pruebas de PSA, los exámenes de sangre utilizados para detectar el cáncer de próstata. La testosterona aumenta los niveles de PSA. Los hombres con niveles altos generalmente reciben biopsias de sus próstata para buscar cáncer. Pero en un ensayo clínico grande, los investigadores no saben quién está recibiendo el medicamento y quién está recibiendo un placebo. Así que miles de hombres que toman testosterona podrían terminar con biopsias resultantes únicamente de niveles de PSA que fueron elevados por la droga, no por el cáncer.
El Dr. Hodes se dirigió al Instituto de Medicina en busca de orientación. Un grupo de expertos médicos aconsejó comenzar a pequeña escala. Hacer un estudio, dijeron, que primero pregunte si hay algún beneficio de la testosterona en hombres sanos mayores con niveles bajos de la hormona. Si no hay beneficio, ¿por qué hacer un ensayo?
El nuevo estudio es el resultado. Los geles de testosterona utilizados por los hombres en el estudio no son tan poderosos como las dosis muy altas de testosterona y hormonas similares que algunos culturistas y atletas han inyectado para hacer crecer los músculos y mejorar el rendimiento.
Algunos hombres con afecciones médicas graves que agotan sus cuerpos de testosterona usan la hormona como terapia y esa práctica no está en duda, dijeron los investigadores. En cuestión están los hombres cuyos niveles de testosterona cayeron simplemente porque envejecieron.
Para David Bostick, un hombre de Pittsburgh de 71 años que participó en el estudio, el atractivo de la testosterona era que podría ayudar con su sensación de lentitud y disminución de la libido. Después de unas semanas de untar un gel — no sabía si era un AndroGel o un placebo — en su estómago, comenzó a sentirse diferente, con más deseo sexual y más energía. Adivinó que debía estar recibiendo testosterona. Cuando terminó el estudio, vio a su médico de atención primaria y obtuvo una receta para AndroGel. Sabía que había posibles riesgos, pero, dijo, «Tomé una decisión informada de tomarlo.»El sábado, recibió una carta del estudio que finalmente le decía lo que había en el gel que había usado. Era testosterona.