Con el tiempo, el uso repetido de agua caliente puede incluso causar afecciones como eccema, psoriasis y caspa. El calor alto también causa una caída de la presión arterial, que, si es demasiado extrema, puede provocar mareos. Alternativamente, el agua fría tiene muchos beneficios para la salud, ya que cierra los poros y las cutículas del cabello, lo que ayuda a retener la humedad y crea un cabello más brillante y una piel más flexible.
No demasiado caliente, no demasiado frío
¿Qué tan caliente es demasiado caliente? Bueno, no hay un número fijo, pero la mayoría de los médicos recomiendan mantener la temperatura por debajo de los 105 grados (41 grados Celsius). La mejor manera de juzgar es simplemente prestar atención a su piel. Si se pone roja o enrojecida, es probable que la temperatura sea demasiado alta. Debes optar por temperaturas tibias o tibias para asegurarte de que tu piel no pierda humedad y evitar dañar el manto ácido de tu piel.
Bájala unos días a la semana
¿Aún así, te encantan tus duchas de agua caliente y no puedes soportar renunciar a ellas? Incluso bajar la temperatura unos días a la semana puede marcar una gran diferencia en la salud de su piel, ayudándola a mantenerse más hidratada y equilibrada. Además, asegúrese de humectarse directamente después de un baño o ducha largos para reponer los aceites naturales que ha restregado o al vapor y para retener la humedad aún en su piel húmeda. Si quieres abrir los poros de vez en cuando para conseguir una limpieza profunda, intenta hacer un simple baño de vapor solo para tu cara.