¿Qué son los cólicos, por qué se producen, cómo aliviar a nuestros bebés, cómo reaccionar frente al estrés que esta situación genera tanto en la guagua como en los padres? A través de la siguiente entrevista, esas dudas van a ser aclaradas por Heather Strain, pediatra del Ministerio de Salud.
¿Qué son los cólicos y cómo distinguirlos de un llanto que puede ser originado por otras causas?
La entidad del cólico en lactantes o niños/as pequeños es todavía desconocida. Se sabe que se caracteriza por llanto y agitación del niño, pero las causas no están del todo claras.
Hay algunas hipótesis que tienen que ver con problemas gastrointestinales del bebé, pero no han logrado ser totalmente aclaradas. Hay otras hipótesis que manejan el tema de la relación de la familia entre madre, hijo y estrés familiar. También hay temas que tienen que ver con la madurez del bebé y autores que postulan que los bebés tienen una etapa inicial de más llanto, y que luego, en la medida en que van madurando, este llanto va disminuyendo.
Pero uno de los autores más conocidos, Wessel, define los cólicos en los niños como «episodios de irritabilidad, agitación y llanto, que duran más de tres horas diarias durante al menos tres días a la semana”. Si uno piensa, eso es muchísimo llanto.
También hay una definición más flexible que es aquella que considera cualquier llanto recurrente inconsolable, en un niño sano y bien alimentado, que es considerado por los padres o por los cuidadores como un problema.
Aquí es súper importante la percepción que tienen los padres de sus hijos.
Porque puede ser que para un padre sea totalmente anormal que un hijo llore media hora. Pero para otros padres, no. Es muy importante ver cuál es la percepción de los papás y cómo cada madre o padre maneja el llanto.
Queremos ir despejando algunos mitos en torno a los cólicos. Se escucha, por ejemplo, que se producen cuando el bebé traga mucho aire al mamar o al tomar su mamadera. ¿Cuánto de cierto tiene este tipo de argumento?
Como el cólico es un llanto inconsolable, finalmente engloba muchos problemas de salud y muchos problemas más emocionales que puede tener el bebé. En algunos casos, el bebé tiene mucho gas y distensión abdominal y eso se asocia a dolor y llanto. Hay algunas ocasiones en que mejorando la técnica de lactancia materna, tratando de que el bebé quede bien acoplado al pecho, y que no trague mucho aire durante la mamada, puede lograrse un alivio relativo de los síntomas. Pero en general uno ve que no es la única solución o que no es la solución en todos los casos. Yo diría que si uno tiene un bebé, con cólicos, y mucha distensión abdominal y gases asociados, es bueno probar esta medida: tratar de que quede muy bien acoplado el pecho. O que si toma de una mamadera, que el chupete no permita tragar demasiado aire.
Usted hablaba de los rangos de edad, por ejemplo. ¿Hay un peak de edad en que se producen estos cólicos?
Ha habido estudios de seguimiento en niños sanos que no tienen cólicos para ver cuánto llora un niño normal. Se ha visto, primero que nada, que los niños en las sociedades industrializadas lloran más que en las culturas ancestrales. Se piensa que eso tiene relación con los estilos de vida que nosotros tenemos. Generalmente, hoy en día los niños/as están en el coche o en una sillita y se encuentran menos tiempo pegados a los padres o en brazos de los papás. Se cree que el contacto piel con piel (eso también es una medida de prevención) puede ser beneficioso para calmar al bebé. De tal forma que se sienta más seguro y tenga menos episodios de llanto. Como les contaba, estudios que ven a los bebés en países industrializados han registrado que los niños/as lloran una hora 45 minutos al día, durante la segunda semana de vida, y esto aumentaría a dos horas, tres horas, al mes y medio. Y luego ya, a los cuatro meses de vida, disminuiría como a una hora diaria, y luego disminuiría aún más. A uno le parece que es muchísimo. Pero en niños que no son cargados con frecuencia se observa que la cantidad de llanto por día es bastante considerable, sin ser algo anormal y sin siquiera tener cólico.
Hay estudios que comparan bebés que han sido cargados en brazos en forma intencional. Les dicen a las mamás, por favor tenga a su hijo/a en brazos por lo menos seis horas diarias, y luego se compara esa experiencia con grupos de bebés que han estado cargados en brazos cuatro horas o menos al día. Se ha visto que los niños/as que están más tiempo en contacto con los padres (con la madre, fundamentalmente), disminuyen sus episodios de llanto, más o menos, en un 50 por ciento. Al parecer, entonces, este contacto piel con piel tiene un rol fundamental en la prevención del llanto.
Pareciera, de acuerdo a sus palabras, que los cólicos responden a un problema multifactorial que va más allá de lo que puede ser un simple dolor de guatita y que tiene que ver muchísimo con el apego, el contacto y el cariño hacia los niños/as.
Exactamente. Ahora, no hay que olvidar que existe un pequeño grupo de niños con llanto inconsolable que efectivamente tienen problemas de salud y problemas médicos. Es importante que estos niños/as sí consulten y sean evaluados, aunque uno crea que puede tratarse de un cólico común y corriente. Ha ocurrido que se asume como si fueran cólicos problemas de salud más graves.
¿Se puede entender a los cólicos como una enfermedad en sí misma o no lo son? ¿En qué momento también debiéramos sospechar de que quizás no es cólico y hay otra patología que sí requiere atención?
Yo lo definiría como un problema de salud, más que una enfermedad, y que tiene causas bio-psicosociales. Es decir, físicas. Pero también emocionales y de relación con el medio. Porque todos sabemos, y por experiencia propia también, que cuando un hijo/a llora y no lo podemos consolar, eso nos produce gran angustia. Al estar muy angustiados por no poder consolar a nuestros hijos se genera un círculo vicioso en el que nos ponemos tensos y no somos capaces de calmarlos. Yo diría que es un problema multifactorial y uno sospecha, cuando no podemos consolar efectivamente a este bebé, que podría haber un problema mayor. Hay llantos que pueden durar cinco o diez minutos y se prueban distintas estrategias que finalmente consiguen que el bebé se consuele. Pero cuando el llanto dura media hora o una hora, y además los esfuerzos no consiguen consolar al bebé, yo recomendaría que ese bebé fuera evaluado o pedir ayuda. Porque al estar tan angustiado en ese momento, no está mal que alguien pudiera darnos una mano. Por ejemplo, que el papá o la abuela pueda tomar al niño/a. Y muchas veces, con el cambio de mano ya es suficiente para disminuir el episodio de cólico o que se termine definitivamente.
Tenemos una consulta que nos llega desde nuestros amigos del Chile Crece Contigo, a través de nuestras redes sociales. Dice lo siguiente: «Desde que nació, mi hija tiene un poco de cólicos. Al principio tomó Biogaia, pero no le hizo nada. Luego le dieron Flapex y algo le ayudaba. Pero los cólicos empezaron a aumentar después de los cuatro meses. Me dijo el pediatra que le diera Valpín, pero no le hace ni cosquillas. Yo sé que son cólicos por la forma en que se retuerce mi bebé, por como le suena su guatita, por como llora cuando toma pecho y por como durante la noche sufre cuando despierta con dolor de guatita. Lo he intentado todo. Cada persona que me encuentro, me da un consejo distinto. Pero claramente mi bebé no responde a ninguna regla. No duerme en la noche más de tres horas seguidas y eso es mucho. Ya no come prácticamente nada, casi ningún producto lácteo. Lo han visto tres pediatras distintos y ninguno me da una solución”.
Esa es la consulta. ¿Qué le podemos decir a esta mamá desesperada?
Lo primero es acoger a esta mamá que debe estar con un nivel de estrés y de angustia muy considerable. Lo segundo es explicar que los cólicos son un fenómeno que se registra en un 20 por ciento de los niños/as. El peak de ocurrencia se presenta desde las primeras tres semanas y hasta los cuatro meses de vida. Para los padres que nos leen, tenemos que decirles que no están solos. Uno esperaría que en el caso del bebé de la mamá que nos consulta, con más de cuatro meses de edad, los episodios de cólicos estuvieran en franca disminución. Me parece preocupante que eso no haya ocurrido. Creo que este bebé requiere una evaluación un poquito más especializada. Tal vez por un pediatra o por un gastroenterólogo. Entiendo que la señora sí ha consultado, pero requiere una opinión adicional.
Cuando el bebé llora, lo que se busca es aliviarlo. Los medicamentos son opciones para conseguir ese propósito. Pero lamentablemente se sabe que en relación a los cólicos, los medicamentos no funcionan demasiado. Ahora último, hay estudios que se han realizado con probióticos. Esto que la mamá menciona, Biogaia, es un medicamento que contiene bacterias buenas que se les da en gotitas a los bebés, como parecido al Chamito, cosas así, pero hecho especialmente para los niños/as. Hay estudios bien prometedores de que, en algunos bebés, este medicamento disminuye los episodios de cólicos de manera efectiva. Aquellos casos en que los cólicos están relacionados a la parte gastrointestinal. Bebés que tienen mucho gas, mucho pump, con dificultad para hacer caquita, a veces andan muy bien con los probióticos.
Pero es un subconjunto de los niños y no es la solución mágica. Es un medicamento que se debiera probar, más natural y no tan fuerte como otros. Lo que no se recomienda es el uso de espasmódicos, por ejemplo. Pueden ser los espasmódicos perjudiciales para el bebé, porque disminuyen el tránsito intestinal y los niños/as necesitan que su intestino funcione. A la larga, esta disminución en el tránsito intestinal puede traer complicaciones severas. Ojalá no se le indique ningún remedio al bebé sin un consejo profesional. Siempre es bueno una evaluación integral y tomar medidas ambientales, familiares. No sólo de tipo medicamentoso y tratar de que casi nunca se usen los medicamentos.
¿Los probióticos están asociados a una cosa más láctea?
Lo que pasa es que son bacterias que muchas veces crecen en la leche, como los lactobacilos. Entonces, por ejemplo, en los chamitos una al día van asociados a lácteos. Pero también hay otras cepas que no necesariamente están asociadas a lácteos. Volviendo a la consulta de la mamá, lo importante es evaluar caso a caso, porque los cólicos son como una bolsa de gatos, de muchas cosas que están mezcladas. Entonces uno puede creer que es abdominal la causa y estar muy lejos de lo correcto. Por último, algo bien importante en relación a las agüitas. En nuestra cultura es muy habitual que las mamás y las abuelas recomienden el uso de agüitas. Por ejemplo, agüita de anís estrella, agüita de orégano. Y hoy día se sabe que, por ejemplo, el anís estrella puede causar intoxicaciones muy graves en los niños. Especialmente si es usado en dosis muy altas. Y a veces, tanto el orégano como el anís, pueden ir asociados a unas esporas de una enfermedad que se llama botulismo. Ha habido niños/as en Chile que han presentado esta enfermedad que es muy rara y hemos observado casos de un tetrapléjico que estuvo conectado a ventilación mecánica por consumir agüita de orégano o de anís estrella. La recomendación es a que los papás les den a sus hijos/as o leche materna o fórmulas lácteas. Pero nada más. Los niños/as pequeños no necesitan jugos, ni agüitas, ni agua pura.
¿Lo mismo ocurre para la famosa agüita de arroz y canela?
Idealmente, si el niño tiene menos de seis meses, y sólo por indicación médica, se le podría dar sales de rehidratación oral que son preparados y que están muy bien equilibrados en relación con las sales y con el agua. Porque lo que sucede también con los menores de seis años también es que su riñón está muy inmaduro. Entonces si uno da mucha agua, agua de más o agua de menos, puede sufrir bastante. Es importante entonces el consejo médico.
Se puede caer a veces en aumentar la dosis, porque se cree que esa podría ser una mejor solución. Ya sea la dosis del medicamento o aumentar la cantidad de agüita. Entonces es muy importante recordar que, por muy desesperada que sea la situación, hay que tener cuidado con ese tipo de conductas.
Es importante sí aumentar la cantidad de leche que el niño/a pida. Porque generalmente cuando un bebé está dolorido o con algún problema va a requerir más leche materna y va a querer estar más pegadito con su mamá. Y la mamá puede pensar, erróneamente, que como le duele la guatita, no es bueno que esté tan sobrecargado con leche. Y en realidad se ha visto, en muchos estudios, que el mamar y la leche materna disminuyen el dolor en los bebés. Han vacunado a niños/as estando en el pecho materno y se ha visto que el nivel de estrés es mucho menor. Miden hormonas del estrés en el pipí de los niños y los niños están mucho menos estresados y presentan menos dolor también. Entonces sería ideal que estas estrategias del manejo del dolor sean conocidas por todo el mundo, porque son súper económicas y sirven.
¿Qué opina usted acerca del contacto físico para aliviar el tema de los cólicos en los niños/as?
Creo que es muy importante ir disminuyendo la percepción que hay en nuestra sociedad de que cargar a un hijo/a o aliviar su llanto pudiera ser causa de malcriarlo. Tal como en el reino animal hay crías que llaman a sus padres por medio del llanto, la única forma de comunicación que tiene un niño/a pequeño para pedir ayuda es llorando. Cuando un niño llora también hay algo bonito que quiere decir necesito ayuda, me quiero comunicar contigo, yo sé que tú me puedes ayudar. Allí el rol de los padres es tratar de ir entendiendo este lenguaje. En algunos estudios se ha visto que el llanto puede ser muy diferente, dependiendo de lo que requiera el niño/a. Que el llanto de dolor es distinto al llanto de hambre. Es distinto al llanto de estoy aburrido, quiero jugar. Pongan mucha atención cuando el bebé llora y tómenlo como un desafío, como ser un poquito detective, qué me querrá decir mi bebé ahora, y sintámonos súper orgullosos cuando logramos consolar efectivamente a nuestro bebé, porque le dimos en el blanco. Y si no nos resulta, también tengan la tranquilidad de que podemos aprender. Y que si no, es importante saber que este pequeño o pequeña tiene que ser evaluado porque algo nos está tratando de decir. Algo me pasa, mamá. Algo me pasa, papá. Ayúdame. Hay que decirle a los padres que, cuando un niño ha llorado media hora, una hora, es normal tener sentimientos de rabia, de impotencia, y de querer tirar la guagua por la ventana. Que estén tranquilos los papás si alguna vez tienen sentimientos negativos hacia su bebé. Lo mejor sería tomar aire o pasarle el bebé a alguien más, pero no deben sentirse culpables porque es un sentimiento que puede aflorar, y es normal que eso ocurra frente a la angustia y la desesperación.
Usted decía, en relación con el manejo de los cólicos en los niños/as, que quizás habría que hacer cambios ambientales. ¿Cuáles son los cambios a los que se refiere?
Las familias con niños que presentan cólicos generalmente tienen algunas características comunes. Que el primer hijo/a suele tener más cólicos que los hijos/as siguientes. Y obviamente que una familia que tiene por primera vez un niño/a pequeño, y son por primera vez mamás o papás, están mucho más nerviosos frente a la crianza. Y no tienen la soltura de aquellas mamás que ya han tenido dos o tres y ya saben de lo que se trata. Entonces, el tema de la angustia o qué tan nerviosos estén los papás es muy determinante. Algunos cambios fáciles de hacer y posibles son fomentar que, cuando el niño/a nace en la maternidad, si el niño/a viene sanito y está bien, pedir el contacto piel con piel con ese niño. Se ha visto que estos niños, los que al nacer hacen contacto piel con piel con su mamá, presentan mucho menos llanto durante la hospitalización. Al igual que los que pueden hacer habitación conjunta con la mamá. Eso quiere decir que, mientras estén en la maternidad, ambos compartan la misma pieza y estén más pegaditos con la mamá. Esa puede ser una forma de prevenir el llanto temprano. Y cuando ya se está en la casa de vuelta, hay que tratar de fomentar estrategias de tal forma de estar bien pegaditos con el bebé. Por ejemplo, un portabebé. Chile Crece Contigo entrega es su paquete de apoyo al recién nacido un portabebé. La idea es que los papás lo ocupen. Lo bueno de un portabebé es que permite tener las manos libres para hacer las actividades diarias, pero aún así cargar a los bebés. Porque de repente se ve súper tranquilo al bebé. Entonces uno dice que importa. Lo dejo en la silla nido. Pero como les contaba, estudios indican que en aquellos bebés en contacto piel con piel con los padres por más de seis horas al día, el llanto disminuye significativamente y los episodios de cólicos son menores.
Y lo otro. Si el bebé ya está con un cólico, lo primero es tratar de mantener la calma, que no siempre es fácil, tomar al bebé en brazos, acunarlo, mecerlo, cantarle. Hay un pediatra estadounidense, Harvey Karp, que postula que el primer trimestre de vida de los bebés echan mucho de menos el vientre materno. Porque ellos han estado nueve meses en un lugar calientito, bien alimentados, acogidos. Y de repente se encuentran en un mundo ruidoso, luminoso, donde no hay una contención física y están con las manitos así como sueltas. Y eso puede generar mucha angustia en los bebés. Este pediatra ha desarrollado un método muy parecido a lo que hacen las abuelitas. Enrollan al bebé, lo mantienen piel con piel en un contacto bien directo y emiten algunos sonidos que hacen que los bebés recuerden el vientre materno. Por ejemplo, este sonido que las mamás hacen instintivamente (ssshhhhhhhhhhh), cuando los bebés están llorando, se ha visto que es muy similar al sonido que ellos sienten en el útero. Y por el contrario, ruidos blancos como la secadora de pelo o la aspiradora de ropa, una radio entre frecuencias que está haciendo ruidos blancos, todos esos sonidos calman mucho al bebé y disminuyen su angustia. También postula que poner al bebé en ciertas posiciones que le recuerdan el útero disminuyen los episodios de llantos. En concreto, cualquier acción que haga que el bebé se sienta querido, acompañado, escuchado, y en que el cuidador está tratando de contenerlo va a ser de ayuda. Igual los papás no tienen que angustiarse si no resulta. Porque esto a veces va a resultar súper bien y el bebé se va a tranquilizar. Pero otras veces, el bebé efectivamente va a estar adolorido o con algún problema y no va a ser suficiente. En esos casos, mantengan la calma, traten de cambiar de mano o saquen a pasear al bebé. Yo recomendaría, en general, si es que estas medidas no funcionan, consultar con un pediatra. Es mejor pecar de exagerado en esta situación.
Queremos recordarles a los padres que en los centros de salud hay una instancia llamada Nadie es perfecto que son talleres de apoyo en que otros padres y madres comparten sus experiencias en torno a la crianza. A veces uno cree que es el único que tiene problemas o que no lo está haciendo tan bien como papá. Pero al final, podemos darnos cuentas de, como dice el taller, nadie es perfecto y todos nos sentimos vulnerables. Independiente de lo que sepamos o que no sepamos cuando se trata de los hijos/as. Poder compartir esas experiencias con otros siempre ayuda.
Tenemos una última consulta que tiene que ver con los niños/as que sufren alergias alimentarias y que también sufren mucho y lo pasan muy mal. ¿Cómo manejar una situación así?
Recordemos, nuevamente, que hay algunas causas de llanto inconsolable que son más graves. Por ejemplo, la alergia a la proteína de leche de vaca o el caso de algunos niños/as que tienen malformaciones intestinales, en donde el intestino se obstruye y requiere tratamiento quirúrgico, y eso se presenta con mucho dolor y llanto. Como médicos, no debemos olvidar que estos problemas existen y tampoco relativizar el tema cuando nos enfrentamos a los cólicos. Tenemos que darle la importancia que requieren y ver cuáles son los síntomas asociados. Por ejemplo, hay bebés que junto con el cólico presentan diarrea. Si especialmente las caquitas son muy líquidas y van acompañadas de sangre, eso es un signo de alarma. Los niños/as con alergia a la proteína de leche de vaca, que es una alergia en que el intestino reacciona a la proteína de leche de vaca, proteína que incluso pudo ser ingerida por la mamá estando con lactancia materna, esos niños/as generalmente tienen cacas que podrían presentar estrías o algunos puntos de sangre. Entonces, en cualquier momento, es mejor consultar si la mamá ve algo que parezca sangre en el pañal. Otro signo de alarma es si un niño no sube bien de peso o si los cólicos persisten más allá del tiempo determinado. El caso de esta mamá que nos contaba que el bebé no está descansando, duerme muy poco de noche y llora todo el día. Eso no suena como un cólico típico y es importante evaluar.